martes, abril 03, 2007

En honor a la verdad

La verdad. Últimamente se usa mucho para atacar a la gente. Unos políticos la usan como si fuera única y absoluta (y suya), otros políticos como un método para infundir miedo y terror (vaya, me pregunto si ésto no los convierte también en terroristas), los famosillos y periodistas para justificar insultos y descalificaciones, alguna gente para gritar horas y horas y otra para simplemente repartir puñetazos...

Lo más curioso es que si aceptamos que todos y cada uno de nosotros estamos totalmente condicionados por nuestras experiencias, nuestra educación y nuestros conocimientos (es decir, no somos más que la suma de lo que otras personas nos han enseñado), el concepto de la verdad pasa a ser de una subjetividad que asusta.

Desde el rico que lo ha sido desde niño (que sabe que la verdad es que es muy superior al resto de personas normales) hasta el pobre que lo ha sido toda la vida (que sabe que la verdad es que los ricos son unos cabrones a los que nada les costaría ayudarle), pasando por el supersoldado americano (que sabe de sobra que la verdad es que América es la soberana y guardiana de todo el planeta Tierra) y el malvado terrorista suicida islámico (que sabe que la verdad es que a cuantos más perros infieles se lleve al infierno más vírgenes tendrá en el paraíso para su disfrute), todos están en posesión de la verdad. Cualquier intento de empatía con alguien que no vea su verdad como la verdadera, valga la redundancia, acabará en un intercambio de gritos, ostias o incluso heridas en lugar de tratar de comprender la verdad del otro...

No se si la culpa será de la educación, del diablo o de la propia condición humana, pero que no se pueda discutir civilizadamente con alguien por la ineptitud del ser humano para ponerse en el lugar del otro mientras se le da un valor exagerado a la verdad de cada uno (que, recordemos, no deja de ser una mentira contada por otro) resulta preocupante.

Nuestra Tierra (entendida como planeta, no como un arrebato independista, ¿eh?) no es tan grande como parece y es inevitable que estamos condenados a entendernos o a matarnos. Lástima que nuestros dirigentes parecen haber decidido la segunda opción antes que la primera. O puede que ésto parezca la verdad para mi, pero no sea la verdad de verdad...

lunes, abril 02, 2007

Historia de un pedo

Al principio de los tiempos, todas las cosas tenían inteligencia propia...
Cuenta la historia que cuando el ser humano no era un hombre exactamente, sino más bien un mono (¿o tal vez era un cerdo?), un pedo fue engendrado en el interior de uno de esos "pre-humanos". Hijo de la mezcla resultante de una comida de pterodáctilo asado (entero) y la bebida alcohólica de la época (porque seguro que la había... Tengo claro que el alcohol fue anterior al hombre), nuestro pedo fue bajando por el intestino maravillándose de todo lo que veía. Se maravillaba y también preguntaba a todo lo que encontraba: "¿Qué es ésto?" preguntaba a un gusano intestinal que se encontraba, "¿Hay algo más allá de estos intestinos?" le decía a los restos de pterodáctilo que pronto iban a convertirse en una mierda, "¿Se puede saber a dónde me dirijo?" intentaba averiguar cuando vislumbraba a alguna bacteria... Pero no obtenía ninguna ninguna respuesta. Sólo comentarios como "Qué pedo tan curioso!" o "No me molestes y sigue avanzando"; así que el pedo continuó avanzando y preguntando, sin que nada en el interior del estómago le contestase a sus preguntas.

Llegó el curioso pedo a la salida, pero se detuvo maravillado ante la visión de lo que para él era todo un nuevo mundo, en nada parecido a los intestinos de los que venía. Y así lo vió el más viejo de los pelos del culo del "pre-hombre" y le preguntó por qué se detenía. "¿Así que éste es mi destino? ¿Escapar del intestino a este nuevo mundo donde tendré tantas cosas que descubrir?", le preguntó el maravillado pedo. "No creo", le contestó el más venerable de los pelos del culo, "Tu destino es deshacerte al salir del intestino y desaparecer". "¡¿Qué?!¡¿Para eso he sido creado?!", exclamó el ahora indignado pedo, "¡Pues ahora mismo vuelvo a subir, me niego a acabar así!". Y haciendo oídos sordos a los razonamientos que el anciano pelo del culo intententaba hacerle entender, se giró el pedo para deshacer el camino que había andado pero se encontró de bruces con otro pedo, mucho más robusto que él...

"¡Pedo hermano!", exclamó el pedo que se negaba a aceptar su destino, "Volvamos hacia arriba y exijamos nuestro derecho a existir, pues si salimos fuera nuestro fin nos espera...". "¿Existir?¿Exigir?", preguntó el nuevo y robusto pedo, "¡Somos pedos!¡Nuestro destino es morir con un estruendo glorioso, que rivalice con el trueno de la tormenta! Provocamos risa, dolor y vergüenza, incluso en ocasiones dan la mejor hembra al ser que engendra al más estruendoso de los nuestros. Siente orgullo de nuestro linaje y salgamos los dos a la vez, para que nos oigan por todas partes". Pero el pedo curioso se negó, y por más que empujara el orgulloso pedo no podía expulsar a su curioso y rebelde hermano hacia la salida. La alarma general corrió por todo el cuerpo del ser pre-humano, pero ni los razonamientos del más viejo de los pelos del culo ni la violencia del pedo orgulloso de serlo pudieron soltar al pedo, que más que curioso se había convertido en rebelde...

El cuerpo pudo redirigir al robusto pedo que quería salir y no podía por la boca, convirtiéndolo en un eructo cuyo sonido mató varios pájaros que por allí anidaban y cuyo olor pudrió los rosales que por allí crecían. Y cuando el pedo de nuestra historia creyó que podría subir por el intestino para exigir una existencia más digna, la mierda acabada de formar le bloqueaba el paso, ansiosa por salir. De nuevo una lucha titánica se trabó entre el sufrido pedo rebelde y el resto del cuerpo. La mierda quería salir (pues ése era su destino) mientras que el pedo intentaba resistir, pero ni una ni el otro avanzaban. Los efectos de esta contienda no pasaron desapercibidos para el pobre pre-humano, que se retorcía de dolor allí en la pradera. Ni las violentas acometidas de la mierda ni los razonamientos del más viejo de los pelos del culo parecían hacer efecto en el pedo de nuestra historia, que se aferraba a las paredes del final del intestino como si la vida le fuera en ello (que era, en efecto, lo que pasaba). "Pero eres un pedo", indicaba el venerable pelo del culo, "sólo existís para salir por aquí y desaparecer en el aire". "¡No eres nada!", gritaba la mierda, "¡Apártate de mi camino antes que nuestro conflicto acabe en un desgarro anal!". "Sólo quiero respuestas", suplicaba el pobre pedo, "Vivir un poco más para tener más
conocimiento...". En medio de este combate apareció un emisario del cerebro, el controlador del cuerpo del pre-humano. "El cerebro me envía para informar de que las preguntas y curiosidades del pedo serán tenidas en cuenta en el futuro.", dijo el emisario, "Pero esta rebelión debe acabar. El cuerpo no resistirá mucho más con esta obstrucción intestinal. Se le ruega al pedo que salga y libere el conducto".

El pedo comprendió que nunca tendría respuesta a sus preguntas. Si se quedaba allí, todo el cuerpo moriría o lo acabarían expulsando. Pero si salía, al menos los pedos futuros podrían tener las respuestas que a él nunca le dieron. Así que se despidió del más viejo de los pelos del culo, pidió disculpas a la mierda que se impacientaba a cada segundo que pasaba y le agradeció al mensajero del cerebro las noticias. Y salió del culo con un estruendo que rivalizaba con los rugidos de los tiranosaurios, y acompañado de la impaciente mierda que llegó a varios metros de distancia del pre-humano gracias a la potencia del ahora muerto pedo.

El cerebro, viendo el peligro al que había expuesto al cuerpo un sólo pensamiento de un insignificante pedo, quitó la inteligencia a los pedos para que nunca más volviera a ocurrir. Fue una decisión difícil, pero el cuerpo en conjunto era más importante que sus partes...