jueves, noviembre 23, 2006

Primer Contacto

Hace tiempo (en el lejano y glorioso colegio de la EGB) hice un informe sobre el resultado de encontrarse con una cultura extraterrestre. El informe se desarrollaba a partir de tres supuestos diferentes, referenciando sólo los casos posibles de verdad:

-Supuesto 1: Llegamos nosotros a su planeta (ellos están menos avanzados)
Casos posibles:
a)-Nuestra nave o nuestra presencia aniquila su civilización, debido a nuestra ignorancia sobre su biología (de tenerla).
b)-Sobreviven al primer contacto, pero los cristianizamos, capitalizamos y democratizamos, aniquilando su civilización.
c)-Sobreviven al primer contacto, pero los esclavizamos y usamos como objetos/comida/adorno/etc, aniquilando su civilización.
d)-Los de la nave espacial usan su superioridad tecnológica para gobernar el planeta, no tardando demasiado en enfrentarse unos con otros, aniquilando su civilización (y su planeta).

-Supuesto 2: Llegan ellos a nuestro planeta (ellos están más avanzados)
Casos posibles:
a)- Son igual de cabrones que nosotros y pasa cualquier caso de los expuestos en el Supuesto 1, cambiando "ellos" por "nosotros" y alrevés...
b)- No tienen motivos para desconfiar de nuestras mentiras, así que conseguimos robar sus avances y adaptarlos para la guerra, aniquilando de paso su civilización.
c)- No tienen motivos para desconfiar de nosotros, así que los cristianizamos, capitalizamos y democratizamos, aniquilando su civilización.
d)- Se alían con unos pocos de nosotros y empiezan a putear a las dos razas a la vez.

-Supuesto 3: Nos encontramos en el espacio
Casos posibles:
a)- Ellos no van armados. Así que destrozamos su nave y la saqueamos después.
b)- Ellos también van armados. Nos fusilamos mutuamente y ninguno regresa a su mundo para contarlo...

-Conclusión: por el bien de las dos razas, que no nos encontremos.

El informe me resultaría gracioso si no fuera porque 15 años después, sigue sin haber más casos posibles y, por lo tanto, sigue vigente la misma conclusión...

El gilipollas de Otegui

Ya está. Si no lo escribo, reviento.

Se que, si me atengo a la Real Academia de la Lengua Española, el título de este texto es erróneo ya que gilipollas es sinónimo de tonto, mientras que el aguerrido caudillo de la izquierda aberchale (no se si estará bien escrito) dista mucho de serlo. No creo que alguien que aparezca todos los días en la televisión hablando en el nombre de un partido político ilegalizado (por, básicamente, correrse en los entierros de etarras muertos) al que, en vez de lincharlo o empalarlo en una farola, se le presta atención e incluso se toman sus palabras por verdaderas y sensatas pueda ser calificado de tonto. Tonto no, pero gilipollas sí, ya me entendeis.

Tampoco sería justo calificar a éste gilipollas y dejarse en el tintero al resto de personajes a los que no dudaría en aplaudir si decidieran emular al gran Kurt Cobain en su última actuación (no me refiero a cantar, claro) o, simplemente, se introdujeran analmente un cactus rociado con algún virus mortal de los que ni el Dr. House pueda salvarles... Sin mencionar nombres para no meterme en líos: el vaquero decidido a llevar la democracia a todos los rincones del mundo; el del bigote que aún cree que perdió las elecciones por razones que nada tenían que ver con su gobierno de mayoría absoluta; el que tiene apellido de currante del calzado que parece vivir en los Mundos de Yupi; los que profesan la religión esa que con sólo mencionarlos a ellos o a sus deidades (o profetas) se arremolinan delante de las cámaras con fusiles en el aire y gritando "muerte al infiel!"; los que profesan esa otra que se burlan de la anterior pero luego ante un chistecito con el papa se comportan igual; los coreanos aquellos que hacen trabajar a su pueblo 20 horas al día por 3 raciones de arroz blanco pero luego organizan y montan pruebas nucleares; los publicistas que intentan llenar tu cabeza de mierda; los abogados que defienden a cualquier asesino por dinero; y un montón de gente más que se merece un gilipollas como el de Otegui.

"Tanto gilipollas y tan pocas balas", creo que decían en alguna película... Pero este planeta está lleno de gente a parte de los gilipollas mencionados anteriormente. Y, claro, ¿toda esta otra gente no será también gilipollas por dejar que los otros gilipollas dirijan el mundo hacia su gilipóllico (si es que existe realmente ese adjetivo) final? Vaya, de tanto usar el término ya no se cuando lo he tomado en su sentido literal (tonto) y cuando en el otro (gilipollas).

Bueno, sólo quería dejar constancia de la opinión que me merece el tonto Otegui, al que veo cada día soltando mierda por la boca junto al resto de sus tontos e ilegales compañeros de su ilegal grupo. Creo que me he vuelto a confundir...

miércoles, noviembre 15, 2006

Suena el despertador...

Suena el despertador...
Te revuelves entre las sábanas. Un día más va a empezar.
Suena el despertador...
Nueve horas más de trabajo monótono que hace tiempo que dejó de motivarte.
Suena el despertador...
Intentas no pensar en otro día aguantando a mucha gente que en realidad detestas.
Suena el despertador...
Procuras prepararte para el stress que vas a tener que aguantar hasta que vuelvas a acostarte.
Suena el despertador...
Sabes que el buzón estará lleno de facturas.
Suena el despertador...
Te planteas seriamente destrozar a golpes el despertador y quedarte dormido.
Suena el despertador...
En realidad, tienes un día menos de vida que ayer.
Suena el despertador...
Bueno, puede que no sea un día tan malo después de todo. Aunque hayas llegado a la conclusión de que ayer fue un día de mierda...

Los niños y sus juegos

El otro día en un parque me fijé (no recuerdo demasiado bien qué hacía allí, pero sin duda algo relacionado con alcohol). Hay niños que despliegan sus juguetes en una zona determinada y se ponen a jugar con toda felicidad. Están ahí, absortos en su fantasía y haciendo ruidos extraños mientras en su mente se les aparece todo un mundo a su disposición hasta que llega el típico hijo de la vecina que invade su espacio vital con una sonrisa enigmática. Y es en este punto cuando pueden suceder varias cosas, todas ellas observadas en un mismo parque: está el crío que se pone a llorar desconsoladamente ante la cruel invasión (o guerra preventiva, que se llamaría ahora) hasta que su madre/padre/cuidador/cuidadora lo rescata elevándolo en brazos intentando calmarlo; también tenemos al chaval que decide defender ese pedazo de tierra que tanto le gusta (pero que es tan suya como de cualquier otro) y se lía a golpes con el malvado intruso usando aquello que tenga más a mano (una paleta de plástico, una escopeta de juguete o puede que un doloroso peluche de oso panda) hasta que llega alguien para salvar, en esta ocasión, al infiltrado; por último, está el niño que mira con curiosidad al recién llegado y acaba por ofrecerle cualquier cosa para que se una a la diversión o se limita a ignorarlo (aunque también puede ser que piense "¿qué cojones hace este idiota aquí?").

No se como pero mi mente enferma empezó a reflexionar sobre los adultos que dirigen los designios de nuestro planeta, y eso hizo que me asustara de verdad. No fue el hecho de que se pueda incluir a cualquier dirigente de cualquier país en uno de esos tres comportamientos (el que se pone a llorar ante cualquier asomo de algo ajeno, el que se lía a ostias ante cualquier indicio de cambio o, pocos en realidad, los que se fían o incluso dan facilidades ante lo desconocido) sino en las consecuencias: al niño que decide llorar, las personas intentan explicarle que no pasa nada, que no es el único niño del mundo; al que usa la violencia le suelen reprimir, intentando hacer que comprenda que es mejor compartir y relacionarse; al que comparte, pues depende del otro niño lo dejan o lo recojen y se van con cualquier excusa. A los políticos, sin embargo, si se ponen a llorar y a dramatizar pues le apoyan con más lloros; si son de los que se lían a tiros, los que reprimen al hijo por el mismo comportamiento le aplauden; mientras que si van dando facilidades a cosas nunca probadas o "extranjeras", les acaban cargando un muerto y son derrocados...

¿Será que lo que les enseñan a los niños no sirve para los adultos? ¿Pertenecerán las frases de "aprende a compartir", "no estás solo" o "no seas egoísta" a una fábula infantil que se acaba tras el primer polvo? ¿Seremos tan hipócritas que predicamos una cosa y hacemos otra diferente (como si de una institución religiosa se tratara)? Tal vez sea simplemente que somos niños, desde que nacemos hasta que morimos, aunque cambiemos el amenazador oso panda de peluche por un frío misil termonuclear...