jueves, junio 28, 2007

Una noche de verano

Es verano. Cuarenta grados por la noche. Me iba a dormir en calzoncillos, con la ventana abierta de par en par. No pasaron ni diez minutos cuando empezó a picarme la pierna. Encendí la luz, me cagué en el mosquito y me quedé cinco minutos mirando por si lo veía...

Apagué la luz e intenté dormirme entre un charco de sudor, maldita calor. Y, en unos diez minutos más, me empieza a picar el brazo. Otra vez enciendo la luz, me cago en el mosquito y su familia. Me voy al baño para mojarme los picotazos y beber. Estuve cinco minutos más mirando por si veía al bicho de los cojones, pero no tuve suerte y volví a apagar la luz.

No sé qué hora era, pero me despertó el odioso zumbido del mosquito pasando a escasos milímetros de mi oreja. Vamos, como si hubiera pasado un Jumbo por el lado de mi ventana. Me levanté de un salto, con los ojos desencajados de la rabia. Encendí la luz pero antes de verlo me di cuenta de que también me picaba la mano... Demasiado para mi, así que decidí esperarme hasta verlo y desintegrarlo. Al cabo de unos diez minutos pasó por delante de mi. Le seguí con la mirada hasta que paró en una pared. Cogí la zapatilla y con todas mis fuerzas reventé al maldito insecto contra la pared, lanzando una exclamación de victoria y despertando a todos los que estuvieran cerca de mi habitación...

Y cuando retiré la zapatilla para ver mi obra, me asaltó uno de esos momentos oníricos propios de las borracheras más salvajes: vi lo que había hecho a un ser vivo sólo por el mero hecho de molestarme (siguiendo sus imperativos biológicos), siglos enteros pasaron ante mis ojos pero cambiando al pobre insecto aplastado y mi zapatilla por distintos oprimidos y opresores. Creo que aprendí más de la condición humana con esa revelación que con clases de filosofía. En fin, dejaré de beber antes de irme a dormir...

Sabia y cruel

Dicen que La Naturaleza (lo escribo en mayúscula por que se merece todos mis respetos) es sabia.
Que las especies evolucionan según sus necesidades, para sobrevivir. Si no puedes correr más que el bicho que te come, te creas un mecanismo de defensa o te extingues. Sí, sabia y cruel. A saber lo que habría ahora en la tierra si un meteorito no hubiera reventado a los dinosaurios y La Naturaleza no hubiera evolucionado por otros derroteros (suponiendo que fuese un meteorito, claro).

Aunque no se puede negar que La Naturaleza ha cometido errores. El kiwi de Nueva Zelanda, por ejemplo, ¿Alguien sabe cómo puede existir aún algo tan inservible? Y no me refiero a la fruta, sino al bicho feo que se parece a la fruta. O los ornitorrincos esos famosos, otro lastre evolutivo que aún sigue por aquí.

Claro que si hablamos de errores, no podemos dejarnos fuera a nosotros los seres humanos. Se supone que la evolución nos aceleró la inteligencia, bien para esconderse de los bichos esos que medían varios metros y eran aficionados a comernos (si al final resulta que convivimos con los dinosaurios) o bien para esconderse de los bichos esos peludos y con cuatro patas que eran aficionados a comernos. Y, claro, con nuestra inteligencia luego construimos armas para defendernos de todo bicho que quisiera comernos . Y cuando tuvimos claro que los demás bichos no podían comernos, ocurrió lo imprevisible y empezamos a tener celos y envidia de nuestros iguales. Lo típico, el vecino tiene una compañera más buena que la mía así que le meto un estacazo y me la quedo. O menuda cueva se gasta el tío ese, y yo aquí donde viene a cagar el diplodocus dos veces al día. Así que lo tiro al volcan y me la quedo...

Y lo más triste es que hemos seguido así hasta hoy en día. Nuestra evolución sólo ha perfeccionado nuestra capacidad de exterminio. Hemos alcanzado la Luna (bueno, se supone que hemos alcanzado la Luna), explorado las profundidades de los océanos y volado como pájaros (más o menos) pero sólo para obtener nuevas posiciones de tiro con las que seguir matándonos. Estamos en un callejón sin salida evolutivo. Como el kiwi o el ornitorrinco (aunque nosotros somos conscientes de ello y los bichos estos, en apariencia no)...

Sí, La Naturaleza es sabia. Sabia y cruel. Y a veces incluso comete errores. Claro que el otro día leí que las cucarachas y los escorpiones serían los bichos que más posibilidades tendrían de sobrevivir a una hecatombe nuclear. Sabia sí que debe ser...

La ceguera

Tiras la mitad de la cena a la basura porque ya no puedes más, y no piensas en el número de personas que habrán muerto hoy debido al hambre...

Te pelas una clase porque ¡¿A quién le importan las matemáticas?!, y no te das cuenta de la suerte que tienes por poder ir al instituto/universidad...

Enchufas la calefacción para subir la temperatura a los 30º, y ni se te ocurre pensar en los que morirán ahí fuera por la ola de frío...

Compras el coche ultra-mega-guay para ser la envidia del vecindario, y no reparas en que hay gente que sufrirá por estar a la intemperie...

Defiendes tus ideales políticos reduciendo a escoria a los que no piensan como tu, y no ves que en ninguna política se habla de los que ni tan solo pueden votar...

Clamas al cielo por el mundo injusto en el que vives bien sentado en tu sofá, y no te preguntas si no serás parte del problema...

La realidad que nos rodea no está llena de mentiras ni engaños, sino de cosas que ni siquiera vemos.