martes, diciembre 19, 2006

La noche que pasé con John Wayne

El otro día soñé con John Wayne. Vale, quisiera desalentar antes de continuar con ésto a quienes lo vayan a leer por el posible morbo que pueda suscitar el título. No fue ni un sueño homosexual, ni erótico ni zoofílico ni nada por el estilo, así que si alguien espera un relato de penthouse con el Señor Wayne y conmigo como protagonistas, mejor que pare de leer ya...

Entraba yo a ese bar que suele aparecer en mis sueños (supongo que no será un alarmante símbolo de alcoholísmo...) cuando una voz grave me llamó, para que me sentara a su lado. ¡Era él!¡El Duque!¡El que había hecho tantas películas de vaqueros y soldados que no me cansaba de ver! Anticomunista convencido, pseudofascista como buen americano y, a pesar de todo, tan admirado por mi después de haber crecido viendo su cine.

Así que me senté enfrente, dispuesto a preguntarle todo aquello que siempre quise preguntarle (¿Porqué no hiciste Harry El Sucio?¿Qué se siente al protagonizar Centauros del Desierto?¿Porqué feo, fuerte y formal? etc.) cuando me puso delante una botella de Jack Daniel's y me preguntó, con una voz digna del Santo de los Asesinos mientras llenava dos vasos, "¿Cómo va el mundo?".

Y yo le conté las matanzas perpetradas por América, los tiroteos constantes que había en los institutos americanos gracias a la descontrolada venta de armas, que habían declarado el espacio como zona para utilizar para la defensa y seguridad nacionales (con dos cojones), el miedo usado tras el 11-S para limitar las libertades y fomentar la política del terror... de repente recordé la ideología de mi idolatrado actor, me bebí el contenido del vaso de un trago y esperé a que me pegara un tiro. Él simplemente volvió a llenar los vasos y susurró "El mundo, chaval, cómo va el mundo...".

Y empecé a soltar toda la mierda que hay en el mundo, animado cada vez más por ese añejo Jack Daniel's: capacidad nuclear más que suficiente para desintegrar el mundo como cuatro docenas de veces, hambre en países que a nadie le interesa ayudar, políticos que enfrentan a la gente contra la gente mientras hacen lo que les da la gana, el dinero como fuente motriz de todas las cosas como si fuera algo divino en vez de un invento obsoleto del hombre, autodestrucción del planeta que nadie quiere frenar, los que gobiernan puteando a su pueblo por el "bien nacional"... La botella estaba vacía y yo me había quedado sin palabras. "Después de todo, no es mi país sino el mundo entero", dijo El Duque con una de sus amargas sonrisas.

Y yo le pregunté si no podría volver y cargarse a los malos con su pistola, su rifle y sus dos cojones, como en las películas. "Aquello eran tiempos más simples. Ahora, por lo que me cuentas, las armas se han quedado anticuadas", me respondió. Yo le pedí que me dijera que habría que hacer para acabar con los malos hoy en día, si los buenos están ciegos y sordos y los malos bien escondidos. "Bueno, puedes buscar una manera de hacer que los buenos vuelvan a ver y escuchar. Incluso podrías escribir. Si todo falla, aún tendrás tus dos cojones y mis películas...", dijo el señor Wayne mientras se levantaba y se iba.

Y en ese momento me desperté, con un extraño dolor de cabeza (de la resaca dle whisky onírico ese, supongo) y la rara sensación de que tenía que apuntar algo en un trozo de papel, pero no recuerdo qué...

Los pilares de la ciencia

Estaba leyendo una entrevista sobre unos científicos que dedican su tiempo a encontrar planetas similares a nuestra Tierra, cuando me acordé de mi profesor de filosofía. La última noticia que tuve de él es que se había liado con una alumna y sus familiares (padres y hermanos de ella) le buscaban para meterle una soberana paliza. Buena filosofía, tanto por parte del profesor (si tenemos en cuenta que la diferencia de edad debe ser de más de 40 años) como por la de los familiares de la chica (por intentar impartir justicia a base de dolor, supongo).

En sus clases, solíamos discutir todo el rato sobre aspectos de nuestra realidad que él se empeñaba en debatirnos. Y nosotros defendíamos nuestra frágil realidad, más que nada porque cuanto más cabezotas nos pusiéramos más probabilidades habría de que no diera clase. En aquellos tiempos defendí la existencia de un dios que nos amaba y nos dejaba sufrir porque nos quería, lo injusto que sería la liberación de todos los asesinos del mundo en una isla desierta sin que yo me enterase o que yo no era producto de la imaginación del profesor por una simple cuestión de cojones. Y los defendí con la convicción que daba saber que pasaríamos una clase más sin dar la materia pertinente...

Pero hubo un día en que me callé. No recuerdo exactamente sus palabras pero venían a decir que la ciencia sólo era un puñado de mentiras. Que las manzanas cayeran al suelo durante siglos no significaba que mañana llegará el día en que una manzana caiga hacia arriba. Que el Sol siempre aparezca después de la noche no es algo demostrable, sino algo que ha pasado desde que tenemos capacidad de observar pero que no significa que mañana siga siendo de noche. En definitiva, que las cosas que han ocurrido siempre igual no forman una Ley Universal por mucho que el ser humano se empeñe en darle un nombre rimbombante sino un patrón que puede cambiar en cualquier momento. Lo que hace que la ciencia avance no es el descubrimiento de nuevas "Leyes" sino la existencia de algo que contradice las "Leyes" ya establecidas. Pocos ejemplos no hay: la Tierra circular, la relatividad, el movimiento planetario...

Así que ahí estaban estos astrónomos, buscando por el espacio planetas similares a la Tierra en lejanas galaxias con la esperanza de encontrar vida similar a la nuestra, cuando me di cuenta de otra "Ley Universal" que, curiosamente, no está escrita en ningún lado: "Si hay vida más allá de la Tierra, tiene que ser como la nuestra". Un enunciado tan prepotente y arbitrario como el del resto de "leyes científicas", e igualmente aceptado por los pensadores hasta que aparezca alguien para contradecirlo. Seguro que me habría saltado una clase más de filosofía con este trozo de "realidad". Me pregunto si aún estoy a tiempo de poner mi nombre a esta vieja nueva "Ley"...

jueves, noviembre 23, 2006

Primer Contacto

Hace tiempo (en el lejano y glorioso colegio de la EGB) hice un informe sobre el resultado de encontrarse con una cultura extraterrestre. El informe se desarrollaba a partir de tres supuestos diferentes, referenciando sólo los casos posibles de verdad:

-Supuesto 1: Llegamos nosotros a su planeta (ellos están menos avanzados)
Casos posibles:
a)-Nuestra nave o nuestra presencia aniquila su civilización, debido a nuestra ignorancia sobre su biología (de tenerla).
b)-Sobreviven al primer contacto, pero los cristianizamos, capitalizamos y democratizamos, aniquilando su civilización.
c)-Sobreviven al primer contacto, pero los esclavizamos y usamos como objetos/comida/adorno/etc, aniquilando su civilización.
d)-Los de la nave espacial usan su superioridad tecnológica para gobernar el planeta, no tardando demasiado en enfrentarse unos con otros, aniquilando su civilización (y su planeta).

-Supuesto 2: Llegan ellos a nuestro planeta (ellos están más avanzados)
Casos posibles:
a)- Son igual de cabrones que nosotros y pasa cualquier caso de los expuestos en el Supuesto 1, cambiando "ellos" por "nosotros" y alrevés...
b)- No tienen motivos para desconfiar de nuestras mentiras, así que conseguimos robar sus avances y adaptarlos para la guerra, aniquilando de paso su civilización.
c)- No tienen motivos para desconfiar de nosotros, así que los cristianizamos, capitalizamos y democratizamos, aniquilando su civilización.
d)- Se alían con unos pocos de nosotros y empiezan a putear a las dos razas a la vez.

-Supuesto 3: Nos encontramos en el espacio
Casos posibles:
a)- Ellos no van armados. Así que destrozamos su nave y la saqueamos después.
b)- Ellos también van armados. Nos fusilamos mutuamente y ninguno regresa a su mundo para contarlo...

-Conclusión: por el bien de las dos razas, que no nos encontremos.

El informe me resultaría gracioso si no fuera porque 15 años después, sigue sin haber más casos posibles y, por lo tanto, sigue vigente la misma conclusión...

El gilipollas de Otegui

Ya está. Si no lo escribo, reviento.

Se que, si me atengo a la Real Academia de la Lengua Española, el título de este texto es erróneo ya que gilipollas es sinónimo de tonto, mientras que el aguerrido caudillo de la izquierda aberchale (no se si estará bien escrito) dista mucho de serlo. No creo que alguien que aparezca todos los días en la televisión hablando en el nombre de un partido político ilegalizado (por, básicamente, correrse en los entierros de etarras muertos) al que, en vez de lincharlo o empalarlo en una farola, se le presta atención e incluso se toman sus palabras por verdaderas y sensatas pueda ser calificado de tonto. Tonto no, pero gilipollas sí, ya me entendeis.

Tampoco sería justo calificar a éste gilipollas y dejarse en el tintero al resto de personajes a los que no dudaría en aplaudir si decidieran emular al gran Kurt Cobain en su última actuación (no me refiero a cantar, claro) o, simplemente, se introdujeran analmente un cactus rociado con algún virus mortal de los que ni el Dr. House pueda salvarles... Sin mencionar nombres para no meterme en líos: el vaquero decidido a llevar la democracia a todos los rincones del mundo; el del bigote que aún cree que perdió las elecciones por razones que nada tenían que ver con su gobierno de mayoría absoluta; el que tiene apellido de currante del calzado que parece vivir en los Mundos de Yupi; los que profesan la religión esa que con sólo mencionarlos a ellos o a sus deidades (o profetas) se arremolinan delante de las cámaras con fusiles en el aire y gritando "muerte al infiel!"; los que profesan esa otra que se burlan de la anterior pero luego ante un chistecito con el papa se comportan igual; los coreanos aquellos que hacen trabajar a su pueblo 20 horas al día por 3 raciones de arroz blanco pero luego organizan y montan pruebas nucleares; los publicistas que intentan llenar tu cabeza de mierda; los abogados que defienden a cualquier asesino por dinero; y un montón de gente más que se merece un gilipollas como el de Otegui.

"Tanto gilipollas y tan pocas balas", creo que decían en alguna película... Pero este planeta está lleno de gente a parte de los gilipollas mencionados anteriormente. Y, claro, ¿toda esta otra gente no será también gilipollas por dejar que los otros gilipollas dirijan el mundo hacia su gilipóllico (si es que existe realmente ese adjetivo) final? Vaya, de tanto usar el término ya no se cuando lo he tomado en su sentido literal (tonto) y cuando en el otro (gilipollas).

Bueno, sólo quería dejar constancia de la opinión que me merece el tonto Otegui, al que veo cada día soltando mierda por la boca junto al resto de sus tontos e ilegales compañeros de su ilegal grupo. Creo que me he vuelto a confundir...

miércoles, noviembre 15, 2006

Suena el despertador...

Suena el despertador...
Te revuelves entre las sábanas. Un día más va a empezar.
Suena el despertador...
Nueve horas más de trabajo monótono que hace tiempo que dejó de motivarte.
Suena el despertador...
Intentas no pensar en otro día aguantando a mucha gente que en realidad detestas.
Suena el despertador...
Procuras prepararte para el stress que vas a tener que aguantar hasta que vuelvas a acostarte.
Suena el despertador...
Sabes que el buzón estará lleno de facturas.
Suena el despertador...
Te planteas seriamente destrozar a golpes el despertador y quedarte dormido.
Suena el despertador...
En realidad, tienes un día menos de vida que ayer.
Suena el despertador...
Bueno, puede que no sea un día tan malo después de todo. Aunque hayas llegado a la conclusión de que ayer fue un día de mierda...

Los niños y sus juegos

El otro día en un parque me fijé (no recuerdo demasiado bien qué hacía allí, pero sin duda algo relacionado con alcohol). Hay niños que despliegan sus juguetes en una zona determinada y se ponen a jugar con toda felicidad. Están ahí, absortos en su fantasía y haciendo ruidos extraños mientras en su mente se les aparece todo un mundo a su disposición hasta que llega el típico hijo de la vecina que invade su espacio vital con una sonrisa enigmática. Y es en este punto cuando pueden suceder varias cosas, todas ellas observadas en un mismo parque: está el crío que se pone a llorar desconsoladamente ante la cruel invasión (o guerra preventiva, que se llamaría ahora) hasta que su madre/padre/cuidador/cuidadora lo rescata elevándolo en brazos intentando calmarlo; también tenemos al chaval que decide defender ese pedazo de tierra que tanto le gusta (pero que es tan suya como de cualquier otro) y se lía a golpes con el malvado intruso usando aquello que tenga más a mano (una paleta de plástico, una escopeta de juguete o puede que un doloroso peluche de oso panda) hasta que llega alguien para salvar, en esta ocasión, al infiltrado; por último, está el niño que mira con curiosidad al recién llegado y acaba por ofrecerle cualquier cosa para que se una a la diversión o se limita a ignorarlo (aunque también puede ser que piense "¿qué cojones hace este idiota aquí?").

No se como pero mi mente enferma empezó a reflexionar sobre los adultos que dirigen los designios de nuestro planeta, y eso hizo que me asustara de verdad. No fue el hecho de que se pueda incluir a cualquier dirigente de cualquier país en uno de esos tres comportamientos (el que se pone a llorar ante cualquier asomo de algo ajeno, el que se lía a ostias ante cualquier indicio de cambio o, pocos en realidad, los que se fían o incluso dan facilidades ante lo desconocido) sino en las consecuencias: al niño que decide llorar, las personas intentan explicarle que no pasa nada, que no es el único niño del mundo; al que usa la violencia le suelen reprimir, intentando hacer que comprenda que es mejor compartir y relacionarse; al que comparte, pues depende del otro niño lo dejan o lo recojen y se van con cualquier excusa. A los políticos, sin embargo, si se ponen a llorar y a dramatizar pues le apoyan con más lloros; si son de los que se lían a tiros, los que reprimen al hijo por el mismo comportamiento le aplauden; mientras que si van dando facilidades a cosas nunca probadas o "extranjeras", les acaban cargando un muerto y son derrocados...

¿Será que lo que les enseñan a los niños no sirve para los adultos? ¿Pertenecerán las frases de "aprende a compartir", "no estás solo" o "no seas egoísta" a una fábula infantil que se acaba tras el primer polvo? ¿Seremos tan hipócritas que predicamos una cosa y hacemos otra diferente (como si de una institución religiosa se tratara)? Tal vez sea simplemente que somos niños, desde que nacemos hasta que morimos, aunque cambiemos el amenazador oso panda de peluche por un frío misil termonuclear...

miércoles, septiembre 27, 2006

¿Quiénes?

Lo han conseguido. No se quienes son pero lo han logrado. Nos pasamos el día pensando en gilipolleces y discutiendo imbecilidades: el penalti que le pitaron al Madrid, la mamada de la cerda de turno al famoso de televisión que grabó el periodista de moda, que las mujeres aspiren al trono, las horas extras que he de hacer para comprarme el supercoche que alcanza los 300 por hora para reducir de paso mis posibilidades de supervivencia, ¿quién es más fuerte Hulk o Superman?, Dios existe o deja de existir, qué van a pensar de mi si doy mi opinión en contra de la mayoría, hay que ahorrar y trabajar para conseguir esclavizarse a una hipoteca, aprovéchate de todo el que puedas ya que el resto intentará lo mismo contigo, ¿Barcelona se considera una entidad nacional?...

Y luego están las contradicciones: hay casas controladas por ordenador y hay gente que se muere de frío, gente con problemas de obesidad y personas que mueren de hambre, idiotas suicidas cansados de vivir y seres humanos cuya opinión no es tenida en cuenta a la hora de matarles, envenenamos y arrasamos el planeta y la única respuesta es invadir otros países para robar sus reservas, se mueven cantidades ingentes de dinero para comprar cualquier estupidez mientras hay gente que tiene que prostituirse para alimentar a su hija, la ley está a favor del que la pague mejor pero es inflexible para alguien que roba pan para alimentarse...

Y a nadie le importa. La mayoría ni lo ve. Está ahí, a plena vista, pero es ignorado. El consumismo, la ambición y la falsa satisfacción han construido una cómoda ilusión, de la que a veces es mejor autoengañarse que salir. No se quiénes elaboraron una quimera de esta magnitud pero han vencido. Claro que lo más deprimente sería descubrir que no existe una mente maestra detras de esto y todo fuera algo innato a la raza humana. Pero no, no se quiénes son pero estoy convencido que hay alguien detrás de todo esto; o podría estar autoengañándome...

martes, agosto 22, 2006

Paint it black

Cuando te levantes de dormir, pregúntate para qué te levantas.

Cuando pienses en comprarte algo, pregúntate para qué vas a comprarlo.

Cuando veas que un telediario es igual al del día anterior, pregúntate cómo puede ser que en dos días te digan que ha pasado lo mismo.

Cuando te digan que hagas algo por tu bien, pregúntate cuál es tu bien.

Cuando estés más tiempo trabajando que viviendo, pregúntate para qué necesitas tanto dinero.

Cuando te den tan bien diferenciado al bueno del villano, pregúntate cómo puede haber algo tan blanco y tan negro en un mundo tan lleno de grises.

Cuando vayas a dormir, pregúntate cuánto has hecho por ti mismo y cuánto porque era lo que se esperaba que hicieras.

En ésta, la Edad de la Ceguera, lo invisible sigue estando ahí esperando a que alguien lo vea...

Una historia cotidiana...

Yusef fue la mayor alegría de su madre, Yashmina, cuando nació una fría noche de invierno. Como tantas mujeres en su país, Yashmina honraba a su marido y se ocupaba de mantener su humilde hogar y de que no faltara nada a su recién nacido hijo. Su padre,Fasul, le miraba todos los días con orgullo y pensaba "este será el heredero de mi sangre y mis bienes". No es que fuera un hombre muy importante, su padre. Ni siquiera una persona acomodada. El buen Fasul trabajaba durante 15 horas diarias para que su creciente familia tuviera lo necesario para vivir.

Como suele ocurrir en las familias de buena gente, la presencia de un bebé conseguía alegrar incluso a los vecinos más próximos. Cuando lo paseaba su madre, la gente se acercaba para ver al bebé y se deshacían en elogios hacia su alegría y belleza. Empezó a hablar pronto Yusef (siempre que por hablar se entienda decir palabras como "papá", "mamá" y otros imprescindibles términos que alegran el día a sus progenitores de manera inimaginable) . Y a diferenciar letras. Y a reconocer a las personas. Muchos le auguraban un brillante futuro como estudioso, ingeniero o cualquier cosa que se propusiera.

En una noche de invierno, tan fría como la del día en que nació, un estruendo lo tiró de la cama contra el suelo. Como aún era un niño incapaz de decir bomba o simplemente entender lo que estaba pasando, hizo lo que cualquier otro habría hecho en su lugar: se puso a llorar sin darse cuenta de que el techo que solía protegerle del frío había desaparecido. Pasado un buen rato, con Yusef medio afónico de tanto gritar, un desconocido saltó los escombros que habían sido una pared de la habitación del niño y lo rescató del horrible lugar en que se había convertido su habitación. Nunca más volvió a ver a su madre Yashmina (aunque seguía en las ruinas de la casa destrozada en tantos pedazos que ningún forense podría reconstruir jamás) ni a su padre Fasul (cuya pierna izquierda fue el único miembro que encontraron del cabeza de familia).

Desde entonces, Yusef se preguntó porqué había pasado aquello. Intentó encontrar una razón por la que se quedó sin familia. "¡Los perros infieles intentan exterminarnos!", "¡Los americanos y sus esclavos quieren robarnos el petróleo!", "¡Occidente intenta asustarnos!", "¡Pretenden imponer su democracia fascista con sus bombas!" decían algunos que le intentaban contestar a sus preguntas. "Fue un error, hijo", "Fue necesario por la libertad de tu pueblo", "Están dentro del margen de bajas permitidas en la operación", "Pensamos que era un almacén de armas químicas" trataban de justificar otros que oían tanta pregunta...

Con 16 años, Yusef explotó un camión con él dentro en una concurrida plaza de su liberada y democrática localidad. Se estimaron unos 25 muertos y una veintena de heridos, entre ellos un bebé cuyos padres habían sido prácticamente desintegrados por el camión-bomba. Los que criticaban el barbarismo de los otros ahora lo aclamaban como héroe, martir o de emprendedor de acciones necesarias para la libertad de su pueblo. Sin embargo, los que antes justificaban una matanza indiscriminada ahora condenaban el acto de Yusef como acción terrorista, irracional y destinada a causar el máximo daño a personas inocentes...

La triste noticia apareció en los telediarios del mediodía durante 30 segundos, después del escándalo sexual del día y antes del nuevo fichaje del Madrid. A nadie le afectó. Todos los días hay Yusefs que condenan a otros Yusefs y la gente sigue comiendo tranquilamente delante del televisor, con la falsa ilusión de que las bombas caen demasiado lejos como para sentirse incómodo...

viernes, julio 28, 2006

A ese embajador en las estrellas...

El otro día me enteré de que el Voyager 1 seguía atravesando la "barrera imaginaria que separa nuestro sistema solar del resto del universo". El Voyager 1 es el "el objeto hecho por el hombre más distante en el espacio", una sonda lanzada al mismo en 1977 que sigue enviando información a la Tierra de todo lo que observa y, a la vez, se va adentrando hacia lo desconocido. Y se supone que lo seguirá haciendo hasta el 2020, momento en que dejarán de funcionar sus fuentes de poder de plutonio. Es más, le engancharon un disco de fonógrafo (bañado en oro) a la cubierta con 118 fotografías de La Tierra, el ser humano y nuestra civilización; unos 90 minutos de música; audio con varios sonidos de La Tierra; saludos en varios idiomas (incluido el de las ballenas) y un comentario del presidente Carter; todo por si lo encuentra una posible raza extraterrestre...

Decidí ignorar la visión de La Tierra que podría dar a un extraterrestre un puñado de americanos del 77, recé para que al menos hubiera un par de pistas de los Rolling Stones (aunque me temo que mis oraciones no fueron oídas), me negué a aceptar el destino que le reservan a la Voyager en la primera (y gloriosas) película de Star Trek e incluso me obligué a no tener en cuenta lo que pasaría si esos hipotéticos extraterrestres abrieran el Voyager para ver cómo funciona y no fueran inmunes al plutonio; todo esto negué para alzar la vista al cielo e intentar averiguar cual de esos puntos brillantes sería el Voyager... pero claro, desde la ciudad no se ven las estrellas...

Llegó la temida hora del telediario, y de nuevo un espectáculo de violencia y estupidez sin igual: muertes inútiles por un inútil trozo de tierra, vidas perdidas por una adicción de mierda, familias destrozadas porque algún listo decidió que a 200 km/h "aún controlo", cientos de reivindicaciones estúpidas seguidas y alabadas por cientos de estúpidos, enfermedades inventadas por necesidades inventadas... Pero esta vez yo no me horrorizaba ante tanto sinsentido, esta vez me imaginaba ese pedazo de metal avanzando hacia lo desconocido, rodeado de estrellas, planetas y a saber que más, emitiendo información a su planeta natal y con una muestra de la raza humana en su casco que sin duda no nos representa... sin embargo, recordé que en los telediarios tampoco se ven las estrellas...

"Joder", pense, "que pequeños somos. Aquí cuatro idiotas matando a la gente para conseguir algo llamado independencia de no se qué y allá arriba un Universo por descubrir. No son capaces de advertir al vecino de que se genera un tsunami pero sí que pueden enfocar con un satélite el culo de un terrorista cuando sale del zulo de entrenamiento para cagar. Joder, incluso han conseguido recibir información de unos 14861.31 millones de kilómetros lejos de La Tierra pero no saben cómo alimentar a todo el planeta... ¿Cambiaría algo que la gente se diera cuenta de lo minúsculos que somos?¿El saber lo insignificante que resultan muchos problemas frente al resto del Universo?". Pero claro, aún no había acabado de realizar tan profundas reflexiones cuando lo recordé... Hoy en día no se ven las estrellas... Así que dejé mis fantasías espaciales y seguí viendo el horror diario de las noticias, preguntándome con pavor si la última transmisión del Voyager 1, allá en el 2020, sería recibida por un planeta muerto donde ya no habría nadie para ver las estrellas...

lunes, abril 03, 2006

Divergencias políticas

Hace poco tiempo, en un foro de Internet alguien intentó usar como argumento que un conjunto de países (llamémosles X para no entrar en polémicas...) estaban subdesarrollados o eran inferiores porque no existía ningún gobierno democrático en ellos. Por supuesto lo primero que hice fue reirme ante una estupidez semejante, pero mis risas se volvieron gestos de preocupación cuando vi que varios usuarios se agarraban a esa tontería como si realmente se lo creyeran...

Intenté explicarles que cualquier régimen político puede resultar válido en sus tesis, que la causa de que cualquiera de ellos falle en su objetivo (el del bienestar de una nación) es siempre el ser humano. Procuré explicarles que una dictadura (según la R.A.E.: Gobierno que, bajo condiciones excepcionales, prescinde de una parte, mayor o menor, del ordenamiento jurídico para ejercer la autoridad en un país) no es en ningún modo mala según sus tesis. La centralización del poder en una persona o grupo de personas agilizaría enormemente el papeleo y la toma de decisiones presente en otro tipo de gobiernos, permitiría a la gente vivir sin demasiadas preocupaciones y en paz. Por supuesto, esa persona o grupo de personas debería vivir para y por la sociedad. En nuestro caso sólo tenemos como ejemplo la dictadura de cierto personaje empeñado en tachar de masón comunista y fusilar a todo aquel que tuviera un pensamiento divergente al suyo. Sin embargo, me tacharon de fascista y neonazi...

Luego probé con el demonizado comunismo, según el cual no existe la propiedad privada sino que los bienes son propiedad común. Claro que hablar de algo así en una sociedad obsesionada por la posesión y los bienes materiales, donde no eres nadie si no tienes un coche o una estupidez semejante me valió el calificativo de rojo radical. La magnífica labor realizada por la antigua URSS o la China comunista, en la que la gente se pasa el día trabajando por tres comidas diarias y varios canales de dogmatismo gubernamental parecían darles la razón...

Por último, probé suerte con el anarquismo. En esta ideología se propone la desaparición del Estado y de todo poder, donde todas y cada una de las personas no tienen que justificarse ni explicarse ante nadie. Si, sin medios opresivos y con libertad para hacer cualquier cosa, respetando cada uno al resto de personas. Pero claro, en una situación así, no tardaría en degenerar todo a una ley de la jungla donde los más fuertes dominarían a los más débiles. Pero no veían este último punto como lo veía yo con mis ojos, y ahora me lanzaban a la vez gritos de "fascista" y "anarquista asesino" por igual...

Vi que exponiendo ideologías problemáticas no conseguía nada, así que intenté abordar algunos problemas de la democracia. Intenté explicarles que el predominio del pueblo en el gobierno político de un Estado que aclama la democracia no se limita a votar cada cierto tiempo por un partido de izquierda o derecha que una vez en el poder no se diferencian demasiado. Que el pueblo al que debería servir una democracia incluye a los indigentes y pobres que no pueden votar. Que los representantes del pueblo no deben decirle al pueblo qué es lo mejor para ellos, sino escuchar al pueblo que es lo que quiere. Que entrar en conflicto con otros régimenes políticos para liberar al mundo de éstos no es tampoco un principio democrático. Intenté seguir exponiendo cosas, pero ya nadie me leía porque las palabras "republicano" y, sí, otra vez "fascista" volvían a llenar el foro...

Y entonces me di cuenta. La historia siempre la ha escrito el que ha vencido. Uno se impone a otro y, para evitar problemas, lo demoniza hasta que parece representar al mal supremo y, a la vez, realza las virtudes propias y se inventa otras nuevas. Una de las pautas más viejas del comportamiento humano, uno de los objetivos principales de cualquier guerra, sigue vigente hoy en día, moldeando nuestra percepción de la realidad para el beneficio de unos pocos...

sábado, marzo 04, 2006

Un hombre afortunado

Volviendo el otro día de la "mascletà" con algunos compañeros de trabajo (totalmente sobrio, cosa que no dice nada bueno de mis compañeros...) ocurrió algo que pocas veces parece ocurrir: impactó en mi cabeza una mierda de pájaro. Era la segunda vez en menos de un año que me pasaba ésto. Intenté quitármela con un pañuelo lo mejor que pude hasta llegar a casa y lavarme el pelo, y me pregunté si no sería un tipo con suerte. Después de todo, no se oye por ahí que a alguien le haya cagado un pájaro más de una vez al año (ni una). En definitiva, empecé a considerar la posibilidad de que tal vez era un hombre afortunado.

Detrás de mi, y ajenos a los complejos pensamientos que en mi había despertado el impacto de tan asqueroso proyectil, algunos compañeros empezaron a discutir sobre política: que si el PP esto, que si el PSOE aquello, que si los independentistas no se qué... Por supuesto, una discusión civilizada. Sin gritos ni golpes ni acaloramientos, discutiendo amablemente sobre arquetipos ideológicos que, una vez impuestos, se comportan de igual manera a pesar de los abismos filosóficos que parecen separarlos.

Parados en un semáforo, un par de anónimos transeuntes intentaban superar y, a la vez, racionalizar la irreparable y trágica dimisión del presidente del Real Madrid, mientras otros dos del mismo grupo parecían disfrutar del dolor desgarrador de sus dos amigos y les restregaban con orgullo la magnífica y vital victoria del Valencia C.F. casi como si ellos mismos hubieran sido los autores de tal gesta. Mientras que yo, tonto de mi, seguía divagando sobre el misterio que se ocultaba detrás de aquel oloroso regalo de los cielos que me había sido entregado momentos antes, ajeno a la historia deportiva que tan importante es para la mayoría de la gente.

Aún tuve tiempo (antes de llegar a casa y plantearme si lavarme el pelo o llevar con orgullo los cada vez más fascinantes restos de comida del pájaro) te escuchar otra conversación entre personas: el cada vez más injusto tratamiento que se les da a los fumadores y el derecho a vender tabaco de todos aquellos a los que se les había prohibido. En definitiva, el derecho a suicidarse de unos y la libertad para vender muerte a los otros (libertad que se le niega de forma automática a los camellos y mafiosos que hacen lo propio con el resto de drogas sin el consentimiento del gobierno o las autoridades pertinentes, claro).

Por fin llegué a casa decidido a limpiar mi pelo de todo rastro de lo que para mi se había convertido ya en una señal divina, convencido de que hoy en día hay que hacer lo menos posible por destacar o ser diferente si se quiere vivir "en paz". Ahora creo que lo comprendo. Puede que ese pedazo de mierda caído del cielo me convirtiese verdaderamente en un hombre afortunado ya que me permitió, al menos por un día, ignorar los terribles problemas que preocupan a la mayoría de la gente, permitiendo que me evadiese de la realidad y fantaseara sobre la fatalidad y el destino. Ignorando de manera egoísta lo que incomoda y produce insomnio a la mayoría, arrancado de "la realidad" por un excremento balístico, fui un hombre afortunado. O tal vez aquella mierda voladora que buscaba una cabeza sobre la que aterrizar me resultase más importante que aquello que me han dicho que es importante...

miércoles, marzo 01, 2006

El Nuevo Dios

Hay una extraña idea que suele rondarme por la cabeza, sobre todo después de varios cubatas consecutivos. Por todos es sabido que el dinero mueve más montañas que la fe, que se mata por dinero y se muere también por él. A nadie se le escapa, salvo quizás a los más ciegos, que la inmensa mayoría de los conflictos y problemas del mundo tienen su origen (y su final) en el dinero: guerras, tensiones políticas, esclavitud, hambre, solidaridad...

Lo que no se demasiado bien es si la gente ve como, poco a poco, el dinero está alcanzando curiosas cotas de divinidad. Inventado por el hombre (no se exactamente por quién pero seguramente uno de los más infames e involuntarios villanos de la historia de la Humanidad), poco a poco ha cambiado para ser un objeto de adoración divina. Ingentes cantidades de creyentes se congregan para alabarlo y ver sus milagros en los templos llamados Bolsas. Sus apóstoles profetizan y planean según sus designios, siendo algunos agraciados por la divinidad y otros hundidos en el más oscuro de los infiernos. Los banqueros parecen multiplicar las existencias (como ya hiciera Jesús con el pescado y el vino) ya que de cantidades ajenas consiguen ingentes beneficios para ellos mismos e irrisorios aumentos del 0,01 anual para sus fieles; no, quería decir sus clientes.

Esta sensación de omnipresencia va en aumento ahora que, por todas partes, se facilita el uso de tarjetas, chips e internet para realizar transacciones. El dinero digital parece destinado a dejar obsoleto a billetes y monedas, como ya actualizó el benevolente Nuevo Testamento al vengativo Antiguo Testamento. El poder del dinero será, entonces, más insidioso que ahora. Nadie lo verá ni lo tocará, pero todos estarán bajo su yugo y él seguirá dictando el destino de la raza humana...

Cada cierto tiempo aparecen en un telediario los avances en robótica realizados por japoneses o americanos. Y siempre hay alguien que levanta la voz en plan "es el principio del fin! el hombre esclavizado por su propia creación!". Y cada vez que pasa eso me invade una sensación extraña, como si conociera de algo esa esclavitud... o tal vez es que bebí demasiado la noche anterior...

lunes, febrero 27, 2006

Un miembro productivo de la sociedad

Hoy en día, y cada vez más, existe una creciente necesidad de "ser alguien en la vida"; comprarse un piso (endeudando de paso a un par de generaciones posteriores con la hipoteca), encontrar un puesto de trabajo bien pagado (y que te abstraiga del mundo unas 10 horas, mientras intentas en las otras 10 recuperarte de las anteriores), acabar una carrera (sin importar las amistades o juergas que te pierdas), encontrar una pareja (con la que casarte, formar una familia y perpetuar nuestro consabido estilo de vida)... en definitiva, ser un miembro productivo de la sociedad. Es más, la mayoría de la gente parece molestarse cuando alguien antepone aquello que le gusta (pasar un buen rato con sus amigos, leer, escribir, dibujar, etc.) sobre aquello que resulta "necesario" (dinero, estudios, etc.) e incluso llega a enfadarse si se le da a conocer sus preferencias. ¿Cómo lo llaman?¿Irresponsable?¿Golfo?¿Inmaduro?
Mañana, cualquier imbécil con una idea estúpida que reivindicar, un subnormal al volante o un cáncer (producido probablemente por tantas microondas que nos bombardean constantemente o cualquier producto "mínimamente" tóxico que hay a nuestro alrededor, aunque nunca será reconocido) puede llegar para acabar con nuestra existencia. No se en qué lugar deja esta posibilidad al miembro productivo de la sociedad pero tampoco creo que esté haciendo una apología del Carpe Diem, sólo que los valores tradicionalmente aceptados igual no deberían serlo tanto.
Yo, por si acaso, beberé ahora no sea que mañana no pueda (aunque por ello alguien decida llamarme alcohólico)...

sábado, febrero 25, 2006

Los Miserables

"Mientras exista, como consecuencia de las leyes y de las costumbres, la condenación artificial, que crea infiernos en plena civilización, y complique con fatalidad humana el destino, que tiene un origen más alto; mientras no se resuelvan los tres problemas del siglo, la degradación del hombre por el proletariado, la decadencia de la mujer por el hombre y la atrofia del niño por las tinieblas; mientras que en ciertas regiones sea posible la asfixia social, o lo que es lo mismo y para decirlo en lenguaje más claro, mientras existan en el mundo la ignorancia y la miseria, libros como éste nunca serán inútiles".
Así describió Víctor Hugo (en 1862) su propio libro y nada más puedo añadir yo, que me lo acabo de leer. 767 páginas gloriosas sobre la redención de Juan Valjean. Sólo añadir que es el primer libro con el que he llorado (y he leído unos cuantos). Eso y lo curioso que resulta que por aquel entonces ya tuviéramos los mismos problemas que ahora... Igual no hemos avanzado tanto como nos quieren hacer creer... Igual seguimos siendo miserables con un grave problema de ceguera...