sábado, marzo 04, 2006

Un hombre afortunado

Volviendo el otro día de la "mascletà" con algunos compañeros de trabajo (totalmente sobrio, cosa que no dice nada bueno de mis compañeros...) ocurrió algo que pocas veces parece ocurrir: impactó en mi cabeza una mierda de pájaro. Era la segunda vez en menos de un año que me pasaba ésto. Intenté quitármela con un pañuelo lo mejor que pude hasta llegar a casa y lavarme el pelo, y me pregunté si no sería un tipo con suerte. Después de todo, no se oye por ahí que a alguien le haya cagado un pájaro más de una vez al año (ni una). En definitiva, empecé a considerar la posibilidad de que tal vez era un hombre afortunado.

Detrás de mi, y ajenos a los complejos pensamientos que en mi había despertado el impacto de tan asqueroso proyectil, algunos compañeros empezaron a discutir sobre política: que si el PP esto, que si el PSOE aquello, que si los independentistas no se qué... Por supuesto, una discusión civilizada. Sin gritos ni golpes ni acaloramientos, discutiendo amablemente sobre arquetipos ideológicos que, una vez impuestos, se comportan de igual manera a pesar de los abismos filosóficos que parecen separarlos.

Parados en un semáforo, un par de anónimos transeuntes intentaban superar y, a la vez, racionalizar la irreparable y trágica dimisión del presidente del Real Madrid, mientras otros dos del mismo grupo parecían disfrutar del dolor desgarrador de sus dos amigos y les restregaban con orgullo la magnífica y vital victoria del Valencia C.F. casi como si ellos mismos hubieran sido los autores de tal gesta. Mientras que yo, tonto de mi, seguía divagando sobre el misterio que se ocultaba detrás de aquel oloroso regalo de los cielos que me había sido entregado momentos antes, ajeno a la historia deportiva que tan importante es para la mayoría de la gente.

Aún tuve tiempo (antes de llegar a casa y plantearme si lavarme el pelo o llevar con orgullo los cada vez más fascinantes restos de comida del pájaro) te escuchar otra conversación entre personas: el cada vez más injusto tratamiento que se les da a los fumadores y el derecho a vender tabaco de todos aquellos a los que se les había prohibido. En definitiva, el derecho a suicidarse de unos y la libertad para vender muerte a los otros (libertad que se le niega de forma automática a los camellos y mafiosos que hacen lo propio con el resto de drogas sin el consentimiento del gobierno o las autoridades pertinentes, claro).

Por fin llegué a casa decidido a limpiar mi pelo de todo rastro de lo que para mi se había convertido ya en una señal divina, convencido de que hoy en día hay que hacer lo menos posible por destacar o ser diferente si se quiere vivir "en paz". Ahora creo que lo comprendo. Puede que ese pedazo de mierda caído del cielo me convirtiese verdaderamente en un hombre afortunado ya que me permitió, al menos por un día, ignorar los terribles problemas que preocupan a la mayoría de la gente, permitiendo que me evadiese de la realidad y fantaseara sobre la fatalidad y el destino. Ignorando de manera egoísta lo que incomoda y produce insomnio a la mayoría, arrancado de "la realidad" por un excremento balístico, fui un hombre afortunado. O tal vez aquella mierda voladora que buscaba una cabeza sobre la que aterrizar me resultase más importante que aquello que me han dicho que es importante...

3 comentarios:

  1. Anónimo7:06 p. m.

    Tal vez tengas razón X, pero que aburrida sería la vida sin "las cosas importantes". Además tienen una gran función: te ayudan a evadir de la realidad y de los problemas verdaderamente importantes.Me explico mejor, si te hubieras parado a hablar de fútbol con los transeúntes, a lo mejor te habrías olvidado de la mierda de pajaro en tu cabeza!

    ResponderEliminar
  2. Anónimo7:07 p. m.

    Tal vez tengas razón X, pero que aburrida sería la vida sin "las cosas importantes". Además tienen una gran función: te ayudan a evadir de la realidad y de los problemas verdaderamente importantes.Me explico mejor, si te hubieras parado a hablar de fútbol con los transeúntes, a lo mejor te habrías olvidado de la mierda de pajaro en tu cabeza!

    ResponderEliminar
  3. Si bueno, pero por mucho que hable de fútbol con la gente, la mierda seguiría sobre mi cabeza...

    ResponderEliminar