martes, octubre 06, 2009

La educación de los niños

Si soy sincero debo afirmar que me equivoqué. Cuando a la televisión llegaron cosas como Gran Hermano (en el que un puñado de idiotas idiotizaban a media España con unas actuaciones patéticas) u Operación Triunfo (en el que un grupo de no menos idiotas idiotizaban a la misma media España, espero que fuera la misma media y no la otra, haciéndoles creer que sabían cantar) pensaba que la televisión había llegado a su fin.

Por desgracia, a veces paseo por los canales y me encuentro con algo llamado "Granjero busca esposa" (que no quiero ni saber de qué trata), con una farsa en la que una familia actúa patéticamente para hacernos creer que vive con una tribu perdída en el Amazonas, con una no menos preparada y lamentable carrera por la China comunisa o un tipo que se empeña en convencernos de que sobrevive en los lugares más peligrosos y despiadados del mundo mientras que sus cámaras o bien son clones de Chuck Norris o bien son robots infalibles porque en ocasiones le superan.

La fórmula de las series de humor con risa prefabricada se ha deformado: cada dos segundos estalla una risa enlatada independientemente de lo que diga el personaje. Los frikis (entendidos como idiotas que por salir en la tele hacen o confiesan cualquier parida) son los nuevos reyes del mediodía o la noche dando vergüenza propia y ajena. Las "sorpresas" preparadas y acartonadas propias del más riguroso directo ya ni siquiera están realizadas por actores más o menos profesionales, total para liarse a falsas bofetadas no se necesita del talento de Paul Newman.

Y para rematar la faena, horas y horas de gilipolleces en cascada se ven interrumpidas por minutos y minutos de anuncios que no son menos imbéciles. ¿Pero de verdad alguien cree que una mujer vestida de la forma más ridícula posible que afirma que viene del futuro para traernos el puto detergente con el que sigue lavando nos va a convencer?¿Que un banco cuyo único objetivo es especular con el dinero ajeno de repente sólo le interesa darnos más dinero a nosotros, a nuestros hijos y a la madre que nos parió?¿O que una mujer que es el triple de joven que el hombre con el que supuestamente está casada (y que bien podría ser su abuelo), sólo aparenta ser más joven por la crema de mierda que se pone en la cara? Por favor, ¡¿No hay una ley que permita ejecutar a los que idean semejantes paridas?!

Por lo tanto, los niños además de educarse con los lamentables programas del corazón, los telediarios partidistas y las altas dosis de violencia se encuentran ahora con los nuevos modelos de conducta estándar: la idiota llorona, el idiota tocapelotas, el idiota superguay y las permutaciones que haya entre ellos, además de verse bombardeados por una cantidad de productos inútiles y estúpidos que acaban por convertirse en vitales y necesarios.

Si se sabe que la televisión es uno de los principales educadores del país y no se puede hacer nada para evitarlo ¿Por qué no se le exige un mínimo de calidad? Claro que luego recuerdo que estamos en nuestra querída España y si nadie exige un mínimo de calidad a políticos, periodistas y artistas ¿Por qué tendrían que exigírselo a la televisión?