martes, diciembre 19, 2006

La noche que pasé con John Wayne

El otro día soñé con John Wayne. Vale, quisiera desalentar antes de continuar con ésto a quienes lo vayan a leer por el posible morbo que pueda suscitar el título. No fue ni un sueño homosexual, ni erótico ni zoofílico ni nada por el estilo, así que si alguien espera un relato de penthouse con el Señor Wayne y conmigo como protagonistas, mejor que pare de leer ya...

Entraba yo a ese bar que suele aparecer en mis sueños (supongo que no será un alarmante símbolo de alcoholísmo...) cuando una voz grave me llamó, para que me sentara a su lado. ¡Era él!¡El Duque!¡El que había hecho tantas películas de vaqueros y soldados que no me cansaba de ver! Anticomunista convencido, pseudofascista como buen americano y, a pesar de todo, tan admirado por mi después de haber crecido viendo su cine.

Así que me senté enfrente, dispuesto a preguntarle todo aquello que siempre quise preguntarle (¿Porqué no hiciste Harry El Sucio?¿Qué se siente al protagonizar Centauros del Desierto?¿Porqué feo, fuerte y formal? etc.) cuando me puso delante una botella de Jack Daniel's y me preguntó, con una voz digna del Santo de los Asesinos mientras llenava dos vasos, "¿Cómo va el mundo?".

Y yo le conté las matanzas perpetradas por América, los tiroteos constantes que había en los institutos americanos gracias a la descontrolada venta de armas, que habían declarado el espacio como zona para utilizar para la defensa y seguridad nacionales (con dos cojones), el miedo usado tras el 11-S para limitar las libertades y fomentar la política del terror... de repente recordé la ideología de mi idolatrado actor, me bebí el contenido del vaso de un trago y esperé a que me pegara un tiro. Él simplemente volvió a llenar los vasos y susurró "El mundo, chaval, cómo va el mundo...".

Y empecé a soltar toda la mierda que hay en el mundo, animado cada vez más por ese añejo Jack Daniel's: capacidad nuclear más que suficiente para desintegrar el mundo como cuatro docenas de veces, hambre en países que a nadie le interesa ayudar, políticos que enfrentan a la gente contra la gente mientras hacen lo que les da la gana, el dinero como fuente motriz de todas las cosas como si fuera algo divino en vez de un invento obsoleto del hombre, autodestrucción del planeta que nadie quiere frenar, los que gobiernan puteando a su pueblo por el "bien nacional"... La botella estaba vacía y yo me había quedado sin palabras. "Después de todo, no es mi país sino el mundo entero", dijo El Duque con una de sus amargas sonrisas.

Y yo le pregunté si no podría volver y cargarse a los malos con su pistola, su rifle y sus dos cojones, como en las películas. "Aquello eran tiempos más simples. Ahora, por lo que me cuentas, las armas se han quedado anticuadas", me respondió. Yo le pedí que me dijera que habría que hacer para acabar con los malos hoy en día, si los buenos están ciegos y sordos y los malos bien escondidos. "Bueno, puedes buscar una manera de hacer que los buenos vuelvan a ver y escuchar. Incluso podrías escribir. Si todo falla, aún tendrás tus dos cojones y mis películas...", dijo el señor Wayne mientras se levantaba y se iba.

Y en ese momento me desperté, con un extraño dolor de cabeza (de la resaca dle whisky onírico ese, supongo) y la rara sensación de que tenía que apuntar algo en un trozo de papel, pero no recuerdo qué...

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